Cosas de la Ley de Moisés
aplicada a los GENTILES.
Hechos 15:20,
21 sino que se les escriba que se
aparten de:
1-.
Las
contaminaciones de los ídolos.
2-.
De fornicación.
3-.
De ahogado.
4-.
Y de sangre.
Porque
Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las
sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
Hechos 15:1-
35 Entonces algunos que venían de
Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de
Moisés, no podéis ser salvos. Como
Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se
dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a
los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la
iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles;
y causaban gran gozo a todos los hermanos.
Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles
y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron
diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de
Moisés. Y se reunieron los apóstoles y
los ancianos para conocer de este asunto.
Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones
hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los
gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio
testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y
ellos, purificando por la fe sus corazones.
Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los
discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor
Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Entonces toda la multitud calló,
y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas
había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió
diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón
ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos
pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como
está escrito: Después de esto volveré Y
reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, Para que el resto de los hombres busque al
Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos
antiguos. Por lo cual yo juzgo que no se
inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones
de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en
cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de
reposo. Entonces pareció bien a los
apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones
y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre
Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; y escribir por conducto de ellos: Los
apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles
que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han
salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con
palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la
ley, nos ha parecido bien, habiendo
llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados
Bernabé y Pablo, hombres que han
expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los
cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y
a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos,
de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis,
bien haréis. Pasadlo bien. Así, pues,
los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la
congregación, entregaron la carta;
habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. Y Judas y Silas, como ellos también eran
profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. Y
pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para
volver a aquellos que los habían enviado.
Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí. Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía,
enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
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